14.10.08


LO QUE NOS PASA: El Atlántico de paro (una vez más)

Lo trillado, lo reiterativo y copiado, ha logrado generalizar los formatos, los estilos de comunicar. La tendencia actual a rebelarse es un buen modo de practicar la diferencia, sin considerar quizás que todos hacen lo mismo, todos protestan de igual manera.
No es una negativa al reclamo justo, fundamentado y lógico, es una crítica a la sinrazón de aquellos que ante cualquier disgusto, de índole variada, inducen al freno de la actividad y vuelven un acontecimiento trillado el reclamo de nuestros derechos.
Derechos que son violados a diario, que neutralizan nuestra capacidad de decisión sobre lo que nos sucede y que, lamentablemente, abarca a todos aquellos que ejercen su trabajo en pos de un desarrollo.
Buscar las formas, las distintas aristas de la solución y recurrir al paro cuando el esfuerzo es menospreciado, debilitado por quienes el circo tienen armado. Eso es aceptable…
La falta de pago de nuestros sueldos, la incógnita de una redacción vacía de teclados ardiendo, de teléfonos sonando, de la cobertura de lo que pasa, de lo que te pasa, de lo que nos pasa.
El paro de los empresarios; el reclamo injusto, el enojo desmedido de ellos, el sinsentido de su petitorio, la carencia de entendimiento y la soberbia del despido es lo que paraliza el accionar de la salida de un periódico, de la cocina de una casa de minutas, de una oficina con el rótulo de lo que se quiera.
Ellos buscan los límites, ellos atañen al filo, ellos encuentran sus excusas en nosotros mismos y es justo allí donde bordean o pisan lo trillado de su accionar.
La diferencia de su paro y el nuestro es que aquellos señores de “nombre” operan desde despachos, desde un café mediante, desde la omnipotencia, desde el poder del dinero. Nosotros operamos desde el esfuerzo, el empeño, la decisión de ser y hacer lo que se debe hacer.
Frenar el diario no es un signo de rebeldía, sino el modo de mostrar lo que pasa, lo que nos pasa.



...

8.9.08

CON LA LENGUA EN EL ACELERADOR

El tránsito en nuestro país y particularmente en Mar del Plata es una cuna de puteadas. No hay cuadra de la ciudad que no haya sido testigo de al menos un insulto, leve o subidito de tono. Desde cualquiera de los roles en los que nos colocamos a diario para conformar la tan cascoteada circulación de vehículos y peatones, se ha oído o "escapado" una mala palabra, siempre hiriente, de la supuesta infracción cometida por alguna o varias de las partes.
Basta manejar un autito, salir a hacer fitness o circular en moto o bicicleta para no saber si volveremos a casa sanos y salvos, y aunque suene apocalíptico y muchas veces no seamos concientes de ello, lamentablemente es así.
En algún momento del recorrido, en lo que sea que nos transportemos, un pelotudo/a intercede nuestro tranco, se coloca por sobre nuestra maniobra y decide arbitrariamente o no pasarnos por encima. Es en ese preciso momento donde el árbol genealógico del que se volvió a grandes rasgos nuestro nuevo adversario te chupa un reverendo huevo, y desde el fondo del hígado nace una regia puteada, que pasa por la faringe y casi impulsivamente pone en funcionamiento las cuerdas vocales, que dicen cosas como:
CONCHUDO DE MIERDA (se remarca la sílaba "CHU")
CORRRNUDO (prolongación sonora de la R)
CIEGO DEL ORTO (orto con fuerza y decisión)
MIRÁ MIRÁ, MIRÁ LO QUE HACE ESTA PELOTUDA (con ojos de que me las se todas y que es una mina que encaja justo con el prototipo "de mujer al volante")
LA RE CONCHA DE TU HERMANA ( la "re" con mucha RRR, y la primer sílaba de "CONCHA" con prolongando el sonido de la NN -como si estuviese sostenida)

HIJO DE RE MIL PUTA (el mil remarcado y el puta con energía)

¿QUÉ HACES TARADO/A? (con la mano en posición de "montoncito")

No sólo que salvamos, posiblemente, nuestras vidas sino que encima nos descargamos, porque sin duda, un buena puteada lanzada al aire en medio de una infracción no es otra cosa que un alivio espiritual.

...

25.8.08



UNA PARA TODAS Y TODAS PARA UNA

Muchas veces reniego de mi condición de mujer, y he certificado, por suerte o desgracia, no ser la única. Basta una reunión de tetas para saber que mi sabor amargo a los mandatos culturales a los que nos sometemos (que idiotas!!) y nos someten es casi una enfermedad diseminada por todos los recónditos espacios que hacen al quehacer de las del sexo femenino.
Son muchas las cosas a las que debemos prestar "especial" atención. Por ejemplo: sos mujer y te cabe el rubiecito que está en la esquina de la barra, pero el morochito del trago oscuro te parece sumamente sexy. De repente aparece un colorado muy prometedor, que no se nubla pero queda en segundo orden por un rapadito divino que rompió en la escena. Sin caminar metros más, un extraño de pelo largo te hace girar la cabeza y el amigo de una amiga de tu amigo cae con un conocido muy gauchito.
El dilema (en mayúscula) inicia con la selección.
Primera objeción al mandato social, cultural, cuasi machista del gen argentino: ¿por qué carajo tengo yo, vos o ella que decidir por alguno?, ¿Por qué no puedo convertirme en la "chica más ganadora de la hisotira", en "la más capa del sexo", en "la diosa porno del boliche"? ¿O a caso ELLOS no se califican así si chapan con dos o más?.

Es este el momento para decidir si somos capaces de bancarnos el apodo calificativo de PUTA, que de seguro nos rotulará.
Una vez que nos cagamos en Dios y María Santísima y accedemos a transar por doquier aparece la segunda instancia de la disyuntiva: ¿Cómo corno hago para explicarle a todos los salames que me bardearán el día después? ¿Les digo algo, los mando a la mierda? ¿Qué contestación puede sacarme del apriete?. Obviamente la respuesta llega tarde, y sin más rodeos, nuestros rostros se tornan fucsia y ante la mirada masculina nos volvemos OBJETOS SEXUALES QUE NO TIENEN SENTIMIENTOS, SINO CALENTURA (¿Qué extraña concepción de los sentimientos tienen algunos tipos, no?).


El cómo sacarnos ese rótulo merece un texto aparte, pero este no pretende ser explicativo para ellos sino para nos: MUCHACHAS DEJEMOS DE LLAMARNOS PUTA ENTRE LAS MUJERES. Yo comenzaré a dejarlo de hacer a partir de este momento.

...

11.8.08


UN MAL NECESARIO

No soporto la mala onda. La detestó, la destierro, la escupo. Es como estar presionado por un gigante compresor que tiene el firme propósito de dejarte enojado, pequeño y maltratado.
Son muchos individuos los que veo al cabo del día con este gesto de mierda; y ojo que mi espejo, una o dos veces por semana, me manda derechito a la estratófera ortiba.
Porque convengamos que es un mundo aparte, en donde nada te basta, en donde todo cae pésimo, en donde esa mínima palabra -no se sabe muy bien cual- te irritará a más no poder.
Es como si los astros se divorciaran de tu suerte, y en ese mismo instante pisas el sorete de algún perro inoportuno, o ves pasar el cole más allá de los metros que tu oxigeno te permitiría correr y de repente un jovencito con peinado de idiota te pide que le contestas una encuesta pedorra de cómo carajo ves vos la ciudad.
El mal humor es, sin duda, un fenómeno insoportable que al cabo de su evolución y posterior fin te hace pedir disculpas cuarenta veces a cuarenta y un personas distintas, que encima estarán de seguro en una de esas jornadas de jolgorio y te colocarán en la cima de las cargadas del día después...
La mala onda, fea vibra, espantosa sensación de odio o como corno se les ocurra llamarle no es más que un estado anímico que nace del culito mismo de todos los que tienen sangre en las venas.


...

10.8.08



AHORA ENTIENDO TODO

Por medio de mis padres, hoy me entero que de chica siempre aborrecí las malas palabras.
Cuando alguien las pronunciaba solía taparme los oídos, aunque no estuviesen dirigidas hacia mi. Esta actitud era un tanto extraña, si explico que mi flia siempre fue y es un ligeramente boca sucia. No se putea todo el tiempo, pero sí cuando es necesario (y un poquito más, por las dudas).
Con el correr de los años creo haber hallado la raíz de mi gusto por ser boca sucia. La abuela Irma, un extraordinario personaje del árbol genealógico, es una diosa de la puteada. Siempre sabe cuando utilizarla, cuando esconderla y cuando disfrazarla.
Desde pequeña la escuché, y evidentemente por un tiempo mucha gracia no me causó, pero la tentación por decir a viva voz un "pedazo de pelotudo" no tardó en encerderse.
Un dicho, pronunciado por la abue, y que hoy es biblia de sus siete nietos fue sin duda el inicio en este camino sin retorno que son las malas palabras. Lo comparto:


ADIOS ENCANTO DE LA MIERDA PURA,

SORETE DURO, ¿QUIÉN TE CAGÓ?

ANDÁ A LA MIERDA CON TU HERMOSURA

Y ANDÁ A LA PUTA QUE TE PARIÓ


...

7.8.08


ESTA ES UNA LOCA DE MIERDA

Ubicación Ceci... ¿ No te enseñaron que amenazar a personas es de mala educación? ¿Que defender a torturadores, mal bichos, gente fea y retorcida es de cuarta? ayy Ceci, me parece que vos no aprendes más!!!! Con ese gesto, denigrante y poco civilizado, la Pando, defensora a ultranza de los cerdos que promovieron el terrorismo de Estado durante los ´70, amenazó al secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, tras la sentencia de la Corte correntina que condenó a cuatro militares por hechos de lesa humanidad. ¡Tomen soretes! Sin duda, la existencia de una loca de mierda como Ceci es sinónimo de la existencia aún de hilos represores en nuestro país y las imágenes que ayer pudieron verse en la tele, páginas web, etc, etc, etc me gustaría dedicarselas, con papel y moño, a todos esos inconcientes que pronuncian a viva voz un pésimo sentido de extraño a la Junta y sus secuaces...